Tuesday, January 02, 2007

Días en Boston


Después de más o menos 4 horas de viaje en bus, llegamos a Boston. Yo le tengo cierto gustico a viajar en bus porque me gusta ver los paisajes. He visto paisajes bien bonitos desde las ventanas de los buses. El día estaba soleadísimo y recuerdo haber pasado por una ciudad grande. No supe el nombre pero me pareció que era New Haven, por los letreros (lo buscare en Google Earth). De resto, todo parecía sacado como de la Bruja de Blair. Me gustó mucho. Llegamos a la estación de buses y trenes, que no era tan cochambrosa como Port Autorithy, sino bastante limpia y muy bonita. De ahí llegamos y mirando lejos, busqué un mapa del Metro para ver que debíamos hacer. Estando al frente del McDonalds, en la plaza de comidas de la estación, un policía comenzó a gritar que saliéramos todos y entraron perros y más policías. Me pareció super loco, igual yo salí rapidito. Vi las caras de la gente y como si nada. No sé, fue todo un toque paranoico. En la intemperie, decidimos que ‘que carajos, tomemos un taxi’. El hotel quedaba cerca, al lado de Chinatonw y en un distrito teatral. En los recorridos que hicimos por la zona, me pareció que estaba como en crisis el barrio, pues muchos teatros estaban cerrados y el centro comercial me pareció apagado. En el hotel, nos dieron una muy bonita habitación, con TV pantalla plana. El precio fue bueno y quedamos muy a gusto. Esa tarde que llegamos, fuimos a comer en los alrededores y llegamos a un restaurante llamado ‘California Pizza Kitchen’ y Oh Sorpresa!: Prácticamente todos los meseros eran colombianos. Eso simplemente nos hizo la vida muuuuuuuuuucho más amable. Y la comida: deli. El sábado nos levantamos para ir a visitar los museos de Boston. La estación del Metro estaba ahí mismo y en nuestra perdición, nos ayudo el barrendero. Ahora que lo pienso, la gente se porto muy amable. Me gustó el nombre de esa estación: Boylston. Al principio, digamos que como veníamos de ser expertos en el metro de NY, el metro de Boston nos pareció enredadísimo. Pero la verdad, era facilísimo y para una absoluta perdida como yo, me pareció sencillo. En primer lugar fuimos al museo de Boston, que estaba presentando una exposición de pintura japonesa del siglo XIX. No conocía mucho el museo, pero me sorprendió gratamente: era pequeño, conciso y de un momento a otro me movió el piso. En una esquina volteé y ahí estaba el Monet del Kimono. En verdad se llama La Japonesa y es un retrato de la esposa de Monet con un soberbio kimono rojo. Lo tengo en mi cuarto y verlo sin previo aviso me quitó el aliento. Justó después de esa, encuentro un Renoir, que también lo había visto en uno de mis libros. Genial. Una colección bastante buena en general. La parte japonesa también me gusto muchísimo, en especial una pintura (cuyo nombre o artista no recuerdo) que me parecía que ilustraba ese paso de la sociedad japonesa a la occidentalización. El cuadro era gran formato, realizado con una técnica de pintura japonesa. Ilustraba dos jóvenes mujeres, una vestida con un traje occidental y la otra con un uniforme ‘sailor’. Ellas se veían bastante occidentales y el cuadro se veía bastante japonés. Quise tomarle una buena foto, pero lamentablemente no salió bien. Había también una serie de postales de esa época, también con ese toque de occidentalización, sin dejar netamente japoneses. Adicionalmente, el museo estaba presentando una exposición de bambúes japoneses, esculturas hechas con bambú. Me encantó. Me gustó mucho este museo. Al mediodía cogimos el metro para ir a la estación del Museo de Ciencias. El museo era más bien orientado a los niños y eso nos decepcionó un poco, pero no para decir que sea malo. Es chévere el hecho de que uno puede tocar todo. Es como Maloka. El día siguiente, fue bastante nublado y marcó un hito en el nivel de frío sentido por mí alguna vez. El plan era visitar Cambridge, al otro lado del río. Ibamos a conocer los campus del MIT y de Harvard. Primero llegamos a Harvard. Tal vez debido al hecho de que los edificios eran más céntricos, el campus (que son edificios regados por todo el pueblo) me pareció vivaz. Es como Hogwarts. Todo gótico/neoclásico y antiguo. Muy cool. Después fuimos al campus del MIT y eso si era muerto. Muerto. Todas las construcciones eran más modernas (70’s para arriba). Lo que más me gustó fue un edificio que enseguida reconocí que era de Gehry (el que hizo el museo de arte de Bilbao). Muy loco. Caminando fuimos a parar a la orilla del río Charles desde dónde se veía a Boston en la otra orilla. Y gente corriendo con shorts y camisillas y yo con 4 capas de ropa. Definitivamente otra especie. Del MIT fuimos a uno de los sitios históricos de Boston, el Fanehuil Market. En los alrededores habían varios edificios históricos de Boston y muy importantes para la historia de Estados Unidos. Uno de ellos es una estación del metro y otros son galerías comerciales, dónde se encontraban cosas muy bacanas y se comía langosta en los restaurantes. Yo quería langosta, pero últimamente le tengo pánico a la comida de mar y cómo no conocíamos un sitio de confianza, mejor no. Ya rendidos, volvimos al hotel a armar la maleta y prepararnos para un pesado viaje a Washington.